Si ha sido o no un error dejar a Bildu concurrir a las elecciones municipales, sólo lo sabremos con el tiempo. Vaya por delante que yo no era, en absoluto, partidario de permitir que personas cómplices del terrorismo estuvieran en las instituciones. Es un hecho notorio que la izquierda abertzale más radical ha estado siempre ahí, ya sea legalizada o ilegalizada y que (perdonen por el ejemplo) cuando se tapa la boca a un perro contra su voluntad, al retirarle el bozal, ladra aún con más fuerza.
Lo de la dualidad del título no es tanto por Bildu (que podría haberla) sino por las distintas características que pueden darse, a la hora de elaborar pactos, en una misma formación aunque en escenarios diferentes.
El PNV tiene en los socialistas a sus aliados más naturales. Rabiosamente contenidos desde hace tres años y teniendo como meta principal la recuperación de la Lendakaritza para el año que viene, buscan ahora posiciones de gobierno en otras instituciones más pequeñas. Para ello, sabedores de la importancia que tienen en la aprobación de los Presupuestos Generales y, por ende, en la estabildad del Gobierno de Zapatero, utilizarán estas circunstancias en beneficio propio. Patxi López, sin embargo, ha advertido a los nacionalistas que no viajen a Madrid para intentar que el PSOE y Zapatero apoyen su pretensión de gobernar Guipúzcoa. Siempre ha mantenido que los pactos se decidirán en Euskadi. En los casos de Guipúzcoa y San Sebastián, donde Bildu ha sido la fuerza más votada, López ha subrayado que cualquier pacto con el PNV tiene que ser «global», o lo que es lo mismo, que si los peneuvistas quieren que Markel Olano siga siendo diputado general, la formación de Iñigo Urkullu tendrá que votar a favor del socialista Ernesto Gasco para el ayuntamiento donostiarra. El PSE teme que el PNV no respalde a Gasco y luego intente presionar para que los socialistas vascos aúpen a Olano a la Diputación. Las opciones de que Bildu gobierne en solitario la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián siguen intactas, en gran parte por el enfrentamiento que mantienen los nacionalistas de Egibar con el PSE.
En Navarra, por el contrario, la situación es más compleja o más sencilla según se mire. Aunque las puertas no están cerradas a nada, en la dirección del PSN reconocen que la primera opción será la de hablar con UPN para ver si se puede repetir la colaboración que han mantenido durante esta legislatura, con la posibilidad incluso de entrar en el gobierno. Pero si no hay acuerdo, volverán a aparecer viejos fantasmas; la opción de un pacto entre los socialistas, Izquierda Unida, Nafarroa Bai y Bildu sigue abierta y no hay nada que lo impida ¿o sí? Habrá que mirar a Ferraz. En todo caso, según los socialistas navarros, los dirigentes de Bildu no formarían parte del ejecutivo. Bildu logró 7 diputados que le convierten en la cuarta fuerza del Parlamento Navarro y ambicionan, por encima de todo, «desalojar a UPN del poder». La respuesta a todos estos casos la tendremos en poco más de una semana, mientras tanto, toca esperar.
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